Fenómenos neurológicos y experiencias religiosas

 

DIOSES, CREENCIAS Y NEURONAS. UNA APROXIMACIÓN CIENTÍFICA A LA RELIGIÓN

 

Nogués, Ramón María. Barcelona: Fragmenta, 2011.

 Fuente: Rosenberg Alape Vergara Universidad Nacional de Colombia ralapev@unal.edu.co

[Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia 13.27 (2013 julio-diciembre): 217-222


 

 Fragmenta Editorial presenta una publicación que intenta abordar el fenómeno religioso desde el enfoque de las ciencias de la vida: antropología evolutiva, genética y neurología, principalmente. Su autor Ramón María Nogués, presbítero y catedrático emérito de antropología biológica de la Universidad Autónoma de Barcelona, pretende volver accesible al público el discurso de la neurorreligión y la antroporreligión. Se trata de una exploración general enriquecida con las perspectivas y el lenguaje que la ciencia pone al alcance de aquel que reflexiona sobre la experiencia religiosa. La gama de temas tocados en los capítulos es amplia y bastante diversa, pero ello se comprende a partir de la intención divulgativa de la obra. Dada esta diversidad, la lectura que propongo del libro consta de cuatro ejes temáticos que agrupan, pero que no necesariamente siguen, la estructura de los capítulos. Los tres primeros señalan puntos claves del libro, mientras que el cuarto es una síntesis de las ideas del autor frente al presente y el futuro de la religión.

La obra gira en torno a la noción de trascendencia, que es definida por Nogués como una actitud que trasciende al ego y su avidez egoísta, algo peculiarmente humano, posibilitado, a su vez, por la configuración especial de nuestros órganos nerviosos. Estos rasgos típicos de nuestra especie son los que permiten “triunfar sobre los impulsos biológicos para situar al humano más allá de las puras coordenadas de la conservación, para iniciarlo en los caminos de la libertad” (61). La trascendencia estaría, pues, en el centro de este proceso de emancipación.

 

 

 

1.      CEREBRO Y TRASCENDENCIA

EL CEREBRO Y LA COMPLEJIDAD DEL FENÓMENO RELIGIOSO

Nogués está interesado en las estructuras cerebrales y actividades mentales relacionadas con la experiencia de trascendencia. La intención del autor parece ser la de no perder de vista la complejidad del fenómeno religioso cuando se le observa desde esta perspectiva fisiológica. En otras palabras, asumir la complejidad implica una conciencia de la dependencia entre procesos psíquicos y culturales (etnopsiquiatría).

Tres direcciones de investigación aparecen en el horizonte. La primera, la relación del cerebro arcaico (conductas instintivas) con comportamientos religiosos; la segunda, el sistema límbico −asociado a lo que Nogués llama cerebro emocional (53)− como determinante de las conductas ligadas a la búsqueda personal o colectiva de trascendencia; y por último, el razonamiento lógico, determinado en gran medida por la acción de los lóbulos frontales, como motor de la especulación religiosa. Las tres direcciones anteriores implican, además, el estudio de las relaciones entre las conductas religiosas y las capacidades verbales y ordenadoras (hemisferio izquierdo), en simultánea con las capacidades creativas, intuitivas y no-verbales (hemisferio derecho).

 

NEURORRELIGIÓN

La neurorreligión permite la comprensión, a mayor profundidad, del funcionamiento del hardware en relación con las experiencias que nuestro software nos permite. Por un lado, la aproximación al funcionamiento de ciertas estructuras cerebrales como la sección posterior del lóbulo parietal, relacionadas con las conductas religiosas, permite el estudio de los algoritmos cognitivos que la mente usa para ordenar la realidad y que son usados en la elaboración de mitos que conducen prácticas y doctrinas. Por otro lado, la disolución del yo, la sensación de contacto con lo sagrado, la pérdida de sentido de causalidad y la superación del dualismo −rasgos típicos de la experiencia mística− son valorados positivamente en relación con su poder transformador de la conducta de los individuos. La neurorreligión puede señalar así los beneficios de ciertos estados místicos propiciados por un estilo de vida religiosa.1 En estos casos los estudios analizan las funciones mentales que estructuran estas conductas en relación con nuevos niveles de comprensión, consolidación de la memoria, regeneración neuronal, equilibrio psíquico, sosiego interior, superación de la centralización del yo, etc. Es decir, todo el conjunto de experiencias relacionadas con la trascendencia, vistas bajo la lupa neurofisiológica, permite vislumbrar un suelo fisiológico común para la gran variabilidad de expresiones de la búsqueda de lo divino.

 


(1) Los estudios neurofisiológicos de estas experiencias de interioridad han sido muy intensos en religiones específicas, como el caso del budismo y el cristianismo. Estos estados mentales de interiorización, como la oración o la meditación, son observados a partir de un correlato fisiológico: la actividad eléctrica encefálica, el ritmo cardíaco, la respiración, los niveles de cortisol (hormona relacionada con el estrés), óxido nítrico y óxido nitroso, y la respiración.

 

2.      LA RECUPERACIÓN ANTROPOLÓGICA DE LA TRASCENDENCIA Y EL PLURALISMO RELIGIOSO

Para el autor, la crítica de la religión ha sido un fenómeno fundamentalmente europeo, pero con los intentos de limitar la influencia de la religión en todos los campos de la existencia se han cometido excesos. “Ni la religión está en el cuarto oscuro del olvido, ni la ciencia ha arrinconado la trascendencia, ni el progreso social parece una causa muy específica del abandono de la religión” (133). Esto obliga a replantear la forma en que se hace crítica de la religión. El espacio abierto por Wittgenstein a lo inefable y la atención sobre el lenguaje de toda la tradición analítica exige hacer reflexiones sobre el lenguaje que hoy podemos usar al hablar de trascendencia. De esta perspectiva heredamos la idea de que el lenguaje es una gran oportunidad humana, pero que se encuentra plagado de trampas: puede tornarse en herramienta opresiva al pretender agotar el significado de la experiencia religiosa en fórmulas y términos. Después de este proceso, la interpretación del mensaje religioso implica la justa revisión de concepciones cosmológicas incompatibles con afirmaciones científicas de mayor potencial explicativo y altas probabilidades de certeza. Ahora bien, el contexto de la antropología exige asumir las religiones como fenómenos evolutivos que pueden replantear sus verdades en el transcurso de su historia. Negarse al dogmatismo religioso, como una situación no deseable con nefastas consecuencias a nivel social, es un mandato de la época. El pluralismo religioso implica no solo reconocer la localidad de la religión (determinaciones marcadas por la ubicación geográfica y cultural del fenómeno religioso), sino también tomar conciencia del papel que las religiones cumplen en un mundo claramente globalizado que intersecta, cada vez más profundamente, distintas tradiciones de pensamiento.

3.      ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA Y RELIGIÓN

EL VALOR EVOLUTIVO DE LAS CREENCIAS

La antropología biológica busca comprender la persistencia de la religión en el panorama evolutivo de la especie. El desarrollo de las ciencias humanas durante el siglo XIX inauguró una nueva actitud frente al tema que hizo posible la reconstrucción arqueológica de la mente y la religión, esto es, el seguimiento minucioso de las pistas que se remontan desde el Paleolítico superior y las primeras manifestaciones estéticas y simbólicas, hasta la revolución del Neolítico y la espectacular explosión de formas diversas de expresión del fenómeno religioso. La religión se trataría, pues, de un hecho concomitante del proceso de hominización, más que de un signo de debilidad del mundo arcaico.

 

ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN

Los cambios históricos han dado lugar a la separación entre estos dos aspectos. Anteriormente coincidían fácilmente, pero las religiones, como marco institucional, son miradas con sospecha en Occidente. Cuando la predicación de la fe se mezcla con mecanismos de culpabilización y castración psicológica, abandonar este camino es saludable para el equilibrio psíquico del individuo y de las colectividades. La espiritualidad aparece como alternativa de la religión.

Nogués es consciente de la existencia de fenómenos que muestran que la ruptura religión-espiritualidad redunda en casos peligrosos o excéntricos (sectas, cultos, movimientos pseudoespirituales, etc.). Precisamente advierte que el acento excesivo en alguno de los dos aspectos conlleva a una reducción de la experiencia religiosa que no siempre es sana. La espiritualidad es, por un lado, como crisis de los grandes sistemas e ideologías, una reducción del campo de acción a lo local, esto es, al entorno inmediato del individuo, lo cual no deja de ser cuestionable. La religión como atención hacia la realidad (interacción con la comunidad, normas de conducta social, etc.) es una expansión del horizonte de acción del individuo, pero siempre conlleva el riesgo de la alienación.

 

PERSPECTIVAS PARA EL FUTURO

Nogués lee la situación actual del cristianismo que necesita un reordenamiento de elementos. Hace énfasis en dos puntos que pueden aclarar el panorama: la reorientación de la religión a cuestiones reales en relación con la existencia concreta de las personas, y la necesidad de propuestas emancipadoras cons- cientes del nuevo paisaje mundial en el que ninguna oferta religiosa agota las posibilidades de relación con la divinidad. Un paisaje donde la apertura al misterio sea posible en el ámbito de una razonabilidad general.

La propuesta de Nogués podría resumirse así: se puede hacer una afirmación de la fe sin reducciones ni alienación. Ello implica reconocer no sólo la localidad de las creencias religiosas y asumir la razonabilidad de la fe, sino también cultivar, sea espiritual, sea religiosa, una experiencia producto de una  maduración humana. Si un espacio ha de hacérsele en el seno de la cultura a la religión, esta debe partir, según Nogués, de una restauración del papel que juega la trascendencia para la comprensión de nosotros mismos como especie.

***

Dioses, creencias y neuronas está escrito en un tono que quiere superar las dificultades de la lógica demasiado nítida con que se ha interpretado el fenómeno religioso. Una obra como esta es clave, entonces, para asumir que la religión es una realidad compleja en sí misma y que el lenguaje tiene sus límites para describirla. Constantemente su autor advierte de los peligros de asumir las categorizaciones y las palabras como algo estático y delimitado. Se trata de un libro centrado en el contexto europeo y por ende se extiende, como es de esperarse, en el análisis de las instituciones cristianas, en especial la católica. Es por esto que en la lectura de los fenómenos religiosos propios del contexto de otras latitudes y de la situación de las tradiciones religiosas no cristianas (budismo, islamismo, judaísmo, taoísmo, etc.) se les dedica una menor atención.

Nogués plantea el reconocimiento de la localidad de nuestras nociones sobre Dios   o la trascendencia.

 

Rosenberg Alape Vergara Universidad Nacional de Colombia ralapev@unal.edu.co

[Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia 13.27 (2013 julio-diciembre): 217-222


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